18/06/12
Un disparate urbanístico de 400 millones
Aguilera Klink: "No hay dinero para financiar esta obra"
Fuente: Diagonalweb
Aguilera Klink: "No hay dinero para financiar esta obra"
Fuente: Diagonalweb
El
puerto de Granadilla, al sur de la isla de Tenerife, ya se está
construyendo. La obra va a suponer un desembolso de más de 400 millones
de euros, aunque su financiación no está asegurada; afectará a 17
playas, sepultará cinco y dejará otras seis playas seriamente dañadas.
Ese es el caso de las playas de El Médano, La Jaquita, Pelada y La
Tejita. Además, tendrá un grave impacto ambiental sobre especies marinas
únicas.
La resistencia contra la construcción del puerto de Granadilla es una
de las más importantes de Canarias. Se remonta a diez años atrás, cuando
movimientos vecinales, ecologistas y científicos se unieron para luchar
contra un macroproyecto en esta zona protegida.
Cuando el Gobierno canario, presidido por Coalición Canaria (CC),
anunció el 6 de mayo de 2002 la declaración de interés público del
proyecto denominado Nuevo Puerto de Granadilla de Abona, pretendía con
esta clasificación impedir que los tribunales frenasen un proyecto
urbanístico que atenta contra el medioambiente. Las razones del puerto
según CC fueron, por una lado, la necesidad de dotar a la isla de otro
puerto debido “al agotamiento de la capacidad de las instalaciones del puerto de Santa Cruz (quinto en capacidad del Estado español)”, por otro, que no existía “otra localización viable en toda la isla” para la construcción de otro puerto industrial.
Según el informe presentado hace diez años, el colapso del puerto
marítimo de Santa Cruz de Tenerife se produciría en 2008. Pero eso no ha
ocurrido. Sobre la ubicación, la Plataforma contra el Puerto de
Granadilla, integrada por movimientos sociales, ecologistas y diversos
científicos y profesores de la Universidad de Canarias, explica en los
informes técnicos que, debido a la situación, Granadilla estará cerrado
al tráfico marítimo gran parte del tiempo debido a los vientos que
azotan esta zona. Lo mismo ocurre con un puerto similar construido en
Gran Canaria, el puerto de Arinaga, que está paralizado desde que se
acabaron las obras.
Por otra parte, “la
obstaculización de las corrientes marinas y eólicas que produciría el
dique exterior del puerto interrumpirá la dinámica normal del litoral,
cambiará las corrientes marinas y el aporte de arena a las playas y
dunas de la zona”, entre otros impactos, explica Javier Jiménez, de la asociación Ben Magec-Ecologistas en Acción. Asimismo,
el puerto afectará a dos formaciones, como la Montaña Pelada y Montaña
Roja, en perfecto estado de conservación, y a especies catalogadas en
peligro de extinción como la piña de mar y la tortuga boba, que van a
desaparecer con las obras. También se extinguirá el sebadal, una pradera
marina necesaria para mantener la biodiversidad y que hasta hace dos
años se encontraba protegida, en peligro en las islas.
La desprotección de especies
Fue el sebadal, las sucesivas denuncias ante los tribunales y la
movilización popular lo que consiguió frenar las obras del puerto de
Granadilla. En 2009 el Gobierno insular intentó descatalogar los
sebadales para iniciar la construcción del puerto pero el Tribunal
Superior de Justicia de Canarias frenó las obras. Un año después,
Coalición Canaria volvió a descatalogar los sebadales, esta vez
modificando el libro de especies protegidas de Canarias.
En 2010, CC, en el Gobierno junto con el PP, elaboró un nuevo catálogo
de especies amenazadas en el que 226 de ellas se desprotegieron, se
rebajó la protección de 131 y 94 pasaron a tener una clasificación
ambigua. Ese fue el caso del sebadal, que de estar en “peligro de
extinción” pasó a ser “de interés para los ecosistemas canarios”.
De nada sirvieron las multitudinarias movilizaciones ciudadanas, ni las
60.000 firmas recogidas en contra del nuevo catálogo de especies de
Canarias.
Pero la lucha continúa. El 12 de mayo se presentaron 5.000 firmas en el
Ministerio de Medio Ambiente en contra del nuevo catálogo canario.
Además, EcoOcéanos, Greenpeace, Ecologistas en Acción, Ben Magec-
Ecologistas en Acción y Plataforma contra el puerto de Granadilla han
puesto en marcha una campaña de denuncia para exigir la paralización de
lo que consideran uno de “los mayores despilfarros económicos y una
barbaridad ambiental”, mientras se recortan derechos fundamentales de
los ciudadanos.
Catedráticos y científicos canarios denuncian también el elevado coste ambiental y económico del puerto de Granadilla, como Alberto Brito, catedrático de biodiversidad marina o Wolfredo Wildpret,
catedrático de la Universidad de La Laguna, quien asegura que “no
existe en todo el territorio europeo tanta biodiversidad en tan poco
espacio, aunque una parte de esa biodiversidad está en manos del poder
económico y se encuentra en franco retroceso”. Según Federico Aguilera, catedrático de economía aplicada: “No hay dinero para financiar el disparate del puerto de Granadilla. No es rentable, ni social ni económicamente”.
Lo mismo piensa el exdirector de la Autoridad Portuaria de Tenerife, Pedro Anatael: “Ésta
es una obra ilegal porque no tiene asegurada la financiación y no es
necesaria. Se están construyendo ya los cajones para formar el dique
exterior del puerto de Granadilla. Cada uno tiene 45 metros de largo,
por 20 de ancho y una profundidad de 18 metros. Esto es como un edificio
de 18 plantas, cada uno. Se están construyendo a un ritmo de un cajón
cada cinco días, serán 100 en total y cada cajón cuesta un millón de
euros. ¿De dónde van a sacar el dinero para la ejecución de la obra? El
endeudamiento va a ser tal que va impedir a la Autoridad Portuaria
realizar obras en 20 años”. Fran Castro, de BenMagec, asegura que se
corre un grave riesgo: “Se va a destrozar todo en una primera fase, para
la que hay dinero, 150millones de euros, pero para el resto de la obra,
250 millones, no hay financiación. El remate del disparate ambiental y
social, con los recortes que se están aplicando”.