LOS ESCARABAJOS SON BICHOS FEOS, SUCIOS Y REPULSIVOS

ATAN ( Asociación Tinerfeña de Amigos de la Naturaleza)

Por Eustaquio Villalba




Hace unos meses se publicó un artículo firmado por la colaboradora habitual del Diario de Avisos María Fresno. En él decía: “Podremos estar de acuerdo o no en la necesidad de la construcción de este puerto, pero que un insecto, bicho o similar, por muy en peligro de extinción que esté, consiga que la Fiscalía denuncie al entonces viceconsejero de Medio Ambiente del Gobierno de Canarias, Cándido Padrón, por autorizar la “traslocación” de varios ejemplares de este insecto y la destrucción de su hábitat, me parece una broma de mal gusto”. Para la autora los escarabajos son bichos feos, sucios y repulsivos y por ello le resulta incomprensible que la fiscalía actúe, como es su obligación constitucional, en defensa del estado de derecho: “cuando se está hablando de empleo, de actividad económica y de dar capacidad de gasto a las familias” con la construcción del puerto de Granadilla. Esta disparatada opinión de quién demuestra en su escrito que no sabe nada de ecología, ni de cómo funciona una sociedad democrática basada en el imperio de la ley, es compartida, desgraciadamente, por los que promueven y apoyan el nuevo puerto tanto en los discursos como, lo que es peor, en los hechos. Parecen olvidar que las leyes han sido propuestas, y aprobadas en el Parlamento, por los mismos partidos que promueven la nueva dársena portuaria. Y lo que es sucio, feo y repulsivo es que quienes están obligados a cumplir y hacer cumplir las leyes actúen como si eso no fuera con ellos al promover y financiar proyectos que, en los tribunales, ATAN ha demostrado, en reiteradas ocasiones que no se ajustaban a la ley.
El puerto de Granadilla es, de principio a fin, una sucesión de ilegalidades que no han conseguido tapar la falta de transparencia de las administraciones, tanto canarias como la del Estado, ni de ocultarla el coro mediático. Los sebadales, los escarabajos, la piña de mar, en definitiva, los ecosistemas afectados por las obras, han sido contemplados como obstáculos, palos puestos por desalmados ecologistas a las ruedas del progreso, obviando que los palos son sus leyes.


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